Descripción:
La tradición por retratar enanos en la pintura española nace en el siglo XVI y se desarrolló con gran intensidad durante el siglo XVII, gracias a los pinceles de Velázquez, que supieron captar el carácter humano de estos hombres y mujeres. Por ser considerados seres sobrenaturales y raras creaciones de la naturaleza tuvieron acceso a los círculos más elevados del poder, llegando incluso a tener un tratamiento afectuoso y familiar con la rígida monarquía española. En esta imagen se representa a Michol, enano de origen italiano, que vivió en la corte de Carlos II. Vestido elegantemente de negro y con el pelo largo a la moda en la época, se sitúa en medio de animales exóticos y como parte integrante de esa naturaleza extraordinaria. El cuadro perteneció a la colección real y su autor, Juan Carreño de Miranda, el pintor más importante en la corte después de la muerte de Velázquez, sigue la tradición inaugurada por el sevillano a la hora de concebir esta imagen, llena de ternura y humanidad, que sobrepasa la simple visión clínica de estos hombres.